Salami empieza su camino en 1958. Juan Antonio López Fernández “Antón”, con mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo, abre una pequeña tienda en Santander, dedicada a la elaboración y venta de productos cárnicos de primera calidad.
La demanda de productos Salami era continuada y fue, en 1978, cuando decidió junto con Mercedes, su esposa, arriesgarlo todo y abrir una fábrica a la que posteriormente se le añadiría otra de mayor dimensión, sede actual de la compañía.
Salami, en sus más de 50 años dedicados a la elaboración de productos cárnicos y comidas precocinadas no ha dejado de seguir las líneas marcadas por su fundador: honestidad, esfuerzo, trabajo y calidad.